I. El objetivo de un tratamiento nutricional debe ser mejorar la salud del paciente:
Un nutricionista no debe dar una pauta alimenticia que a corto plazo sea efectiva para lograr un objetivo pero que, a largo plazo, sea contraproducente para nuestra salud.
II. Para que una dieta mejore la salud, tiene que ser equilibrada, variada y suficiente:
Los nutricionistas deben defender en nuestro entorno el modelo de dieta mediterránea como patrón de alimentación, y trabajar basados en la evidencia científica.
III. Las dietas deben diseñarse por profesionales de la salud y deben contar con la involucración y la capacidad de decisión del paciente:
Las dietas no tienen nombres de médicos ni nutricionistas. Sólo deben tener el nombre y apellidos de cada paciente. Una dieta tiene que ser siempre personalizada, ya que cada persona es distinta físicamente, y sus necesidades son diferentes. Una pauta que sea igual para todos, es errónea, desde el punto de vista fisiológico, psicológico y social.
IV. Una dieta no debe tener carencias ni excesos de nutrientes, ni debe prohibir grupos de alimentos.
V. Si una dieta es equilibrada, no necesita productos, pastillas o suplementos.
VI. Adelgazar no es sólo perder peso: Lo importante es reducir el exceso de grasa.
El objetivo de un tratamiento de adelgazamiento debe ser disminuir el exceso de masa grasa, y evitar pérdida de masa muscular. El ritmo adecuado de pérdida de peso es de entre 0,5-1 kg por semana.
VII. Una dieta adecuada se puede mantener durante toda la vida, porque es sencilla, flexible y te enseña a compensar las excepciones e imprevistos:
No requiere platos especiales, sino que debe integrarse en el menú familiar.
VIII. Una dieta que te hace pasar hambre no es adecuada:
El hambre es un factor de estrés que dificulta la pérdida de peso y su mantenimiento.Las restricciones alimentarias nunca son eficaces a medio y largo plazo, y favorecen el descontrol de los impulsos y la sobreingesta.
IX. Es objetivo de un nutricionista el que sus pacientes no tengan que volver:
Un nutricionista debe enseñar a sus pacientes a ser autónomos en su alimentación, y entrenarles en todos los aspectos que influyen en ella.
X. Un tratamiento de adelgazamiento debe incluir siempre ejercicio físico personalizado:
Los beneficios del ejercicio físico están científicamente probados como prevención de enfermedades, y mejoría del estado de ánimo. Es fundamental incluirlo en un tratamiento, y tener en cuenta la condición física de cada persona para que sea saludable, progresivo y seguro.
XI. Un plan de ejercicio físico debe ser motivador para el que lo realiza:
Tiene que ser diseñado por un profesional cualificado, permitiendo su práctica de manera gratuita, autónoma, variada, y en cualquier lugar.
XII. Un programa de adelgazamiento precisa del apoyo psicológico:
Los aspectos emocionales, motivacionales y conductuales son cruciales en la consecución de un cambio de hábitos de vida. Por ello, los nutricionistas deben considerar estos aspectos en el trato con el paciente, y contar con el apoyo de un psicólogo cuando sea necesario.